Todos los que nos dedicamos al mundo del vino, y en general la alimentación, nos enfrentamos con la necesidad de conocer y dar una valoración a los vinos que potencialmente nos interesan como compradores.
Que no es una tarea fácil se pone de manifiesto en Elogio y Crítica de la Cata Ciega
Personalmente mi método es comparar el vino o vinos a valorar -un máximo de dos- con un tercero del que tenga una opinión previa y que sea un vino consolidado y constante en el mercado y cuyo precio sea razonable. Por ejemplo, en una cata de Chardonnay el vino testigo que me serviría para comparar probablemente sería un Gran Feudo Chardonnay.
La cata se realiza a lo largo de tres días, pues los vinos van evolucionando
Posteriormente hay una valoración comercial basada en la presentación y en el precio del vino
Por último hay una valoración empresarial en que los criterios principales son: la eficiencia empresarial -facilidad de comunicación con las bodegas, buena organización administrativa, continuidad en la politica empresarial y de productos,....- y por último, pero no menos importante, la calidad humana de los propietarios y gestores
De todo ello sale la valoración y las recomendaciones que hacemos a los compradores de vino que nos consultan (importadores, distribuidores,...)
En una entrada anterior Importadores/distribuidores: ¿Principes Azules de Cenicienta? presentaba una manera romántica de seleccionar bodegas por parte del importador André Tarners que se desplaza a conocer in situ a quienes hacen el vino. Otros importadores y distribuidores simplemente hacen caso de las guías que valoran vinos, con todas las limitaciones y tendencia a la uniformización que supone. Visite varias tiendas de vinos y verá que los vinos se repiten de manera alarmante
Para acabar una entrevista al más influyente crítico de vinos, Robert Parker, en estos momentos en el mundo y de quien depende muchas veces la decisión de compra de gran parte de importadores, en especial:
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