El Quim de la Boquería, Cal Pep, Il Piatto e la Zucca

Tres bons restaurants a Barcelona: El Quim de la Boquería, Cal Pep, Il Piatto e la Zucca

Three good restaurants in Barcelona: El Quim de la Boquería, Cal Pep, Il Piatto e la Zucca

Sirva como recomendación de estos restaurantes el magnífico artículo de Quim Monzó aparecido en La Vanguardia:

La vida te da sorpresas, de Quim Monzó

Una amiga me ha hecho llegar una página de la revista norteamericana de gastronomía Food& Wine. Traduzco lo que pone: "El Quim de la Boqueria. Tras comprar en el mercado de la Boqueria, muchos de los mejores chefs de Barcelona se reúnen alrededor del propietario Quim Monzó, y de su diminuta barra con una extraordinaria selección de pescados, mariscos, setas, verduras y hortalizas. Es un lugar excelente para aguzar la oreja y enterarse de los cotilleos gastronómicos de la ciudad -o, simplemente, para comer de maravilla-. Nos encantaron: las lentejas con timbal de setas; los chipirones pequeños con huevos fritos...".No tengo ningún restaurante. El Quim de la Boqueria no es mío, sino de Quim Márquez y Merche Ruiz. ¿De dónde vendrá el error? A mí me gusta mucho ese lugar, y a veces he escrito muy bien de él. Ahora voy menos, y no por la comida, sino porque -como toda la Boqueria- está infestado de turistas, todos con su guía en la mano, de forma que es dificilísimo encontrar asiento, o encontrarlo y no sentirte fuera de lugar, parte del parque temático en el que han convertido a Barcelona, con los barceloneses ejerciendo de figurantes.

Me pasa algo parecido en Cal Pep, en la plaza de las Olles, y en tantos otros lugares excelentes donde uno, antes, iba a comer con tranquilidad sin estar rodeado de rostros pálidos que no paran de meter las narices en tu plato a ver qué es eso tan raro que comes.Y entonces, como Márquez tiene colgado en un rincón de la barra uno de esos artículos que escribí, pudiera muy bien haber sucedido que - dado que ambos nos llamamos igual de nombre- el supuesto connoisseur viese ahí el artículo, tomase nota del nombre y el apellido y luego confundiese el suyo con el mío. Un error lo tiene cualquiera, sí, pero en este caso es especialmente sabroso si tenemos en cuenta que Food & Wine es una de esas revistas que - dicen los sabios- marcan la pauta en Estados Unidos, motivo por el que la gente, aquí, queda boquiabierta ante sus opiniones. Es una de esas revistas cuyas sentencias (que tal vino es de primera o tal cocinero una revelación) los enteradillos catalanes reproducen sin rechistar. Pues ya ven el rigor.

Afortunadamente, en medio de la sofisticación impostada que gasta la mayoría de las casas de comida barcelonesas, no todo son noticias malas o risibles - como la de Food & Wine-y a veces se descubren lugares interesantes. Como uno que han abierto cerca de casa. Se llama Il Piatto e la Zucca y está en Calàbria, junto a Sepúlveda. Es un restaurante pequeño. Siete u ocho mesas, quizá. El cocinero es un milanés de pelo blanquecino, que antes estuvo cocinando en la Liguria, en Imperia. Creo que se llama Luigi. A mediodía, siempre que paso frente a su restaurante lo veo en una mesa, leyendo el diario. A esa hora abundan las mesas vacías. Por la noche, en cambio, hay que reservar, porque, si no, no se encuentra ninguna libre. De momento, los rigatoni y los galets que he saboreado son excelentes. Y, además, aún no ha empezado el lamentable proceso de degradación por el que pasa la mayoría de los restaurantes italianos que se instalan en Catalunya, que al cabo de un tiempo adaptan el tiempo de cocción a esta estúpida manía catalana de hervirlo todo en demasía. Espero que este milanés no baje nunca la guardia y sepa resistir.